Hace cuatro años “callampito” nos dejo. Así le decían sus compañeros de universidad en
su tesón solidario. Pero su campana, que resonaba por las calles de las
llamadas poblaciones callampas de aquellos años, para convocar a los pobladores
a clases de alfabetización, sigue sonando, hasta hoy, y hasta siempre; desde tiempos del glorioso pedagógico de la
chile que nutría de buenos profesores a
la educación chilena, mi madre entre ellos.
Resuena en mi conciencia y de los suyos. Me llama la atención, la mayoría
de sus nietos están involucrados con la educación.
Resuena en mi corazón , cada año que
pasa, cada cumpleaños que recordamos, cada aniversario de su muerte como hoy.
Como dijo el poeta, resuena su campana de
trascendencia y vuelves " a mi huerto y a mi higuera: por los altos andamios de las flores pajareará tu alma colmenera"
"Compañero del alma, compañero. Compañero del alma, Que tenemos que hablar de tantas cosas".